martes, 26 de mayo de 2009

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jueves, 21 de mayo de 2009

Narración

El miedo de María a las tormentas

 

María no había podido dormir casi nada durante la noche, la tormenta que se había desatado la mantuvo despierta la mayor parte del tiempo...

 ...sin saber la razón del porque, desde pequeña, tenía miedo a las tormentas. María intentaba recordar qué pasó aquel día, que ocurrió durante esa tormenta tan fuerte para que ahora no pueda conciliar el sueño cuando hay tormenta. Ocurrió aquél verano, después de llegar de la fiesta de Andrés cuando por el camino empezó llover de manera descomunal. Empezó a correr porque recordó que su padre murió en una tormenta mientras trabajaba en una obra en medio de la montaña y sin mirar atrás, solo quería llegar. Un ruido espantoso oyó, un aullido...

Ella temía lo peor. Un animal, un lobo.

No podía entender por qué le pasaba eso a ella, no podía. Sentía que ya no tenía fuerzas para seguir ahí, estaba deseando que todo eso fuera un sueño para despertar.

Y efectivamente, todo lo ocurrido desde la fiesta de Andrés era un sueño. Su madre al oír los gritos de espanto de su hija fue a su habitación, pero le costo llegar porque era coja

María Cleta seguía chillando desesperadamente, gritaba tan fuerte que podía quedarse afónica y perder la voz. Le caían gotas de sudor y por fin llegó la madre pero se tropezó con la cama y se dio un fuerte golpe en la cabeza, de repente entró por la puerta su hermano y la despertó.

Bernardo, fue a casa de ellas dos, porque esa noche había tormenta. Tenia la intuición de que algo podía pasar... Quedó muy asustado al ver a su hermana en esas condiciones.

Después de despertar a su hermana, fue a recoger a su madre. Bernardo preguntó: -María, cielo, ¿Qué pasaba?-.

Ella, se quedó mirando aturdida a su hermano y poco a poco fue retomando el sentido, entonces  María ya pudo explicarle que había tenido una pesadilla en la que lo pasaba muy mal. A raíz de la caída de la madre de María, ésta empezó a quejarse del dolor de la cadera. Como anteriormente ya había tenido dolores, no se lo pensaron y se la llevaron al hospital. Allí pasó toda la noche en compañía de sus hijos. Por suerte las pruebas salieron bien y se pudieron volver para casa. Al llegar a casa, Bernardo tuvo que irse a su casa porque sus hijos le estaban esperando, uno tenía tres años y el otro diez. Él fue abandonado por su mujer a los dos días de casados ya que ella decía que estaba totalmente loco.

María y su madre, Manolita, entraron por la puerta de atrás, que estaba más cerca del salón, y ella ayudó a su madre a tumbarse en el sofá y le fue a hacer un zumo de frutas. Ella se sentó al lado de su madre, pero eran las doce de la mañana y no llegaba a conciliar el sueño, pero tampoco quería porque tenía miedo a volver a ese sueño espantoso.

Al día siguiente, su madre se preocupó mucho por ese turbio sueño, y decidió llevarla a un psicólogo muy famoso, para que valorase lo ocurrido.

Él, dijo que tenía una obsesión con la muerte de su padre; al no poder despedirse de él, sufrió una pequeña crisis mental y se reflejó en su sueño.

Decidieron internarla durante tres meses para superar esa perturbación. Su madre iba a verla cada día y su hermano, cada vez que podía también. María aceptó bien su estancia en psiquiátrico de dolencias menores. Allí conoció a diversas compañeras que estaban en su misma situación o incluso en un estado peor. Una vez transcurridos los tres meses María salió totalmente recuperada, tanto que por primera vez después del fallecimiento de su padre decidió ir a visitarle al cementerio. Gracias a la ayuda de los especialistas y de su familia María superó la muerte de su padre. 

 

 

 

Gemma Giner

Meritxell Moraño

Lidia Ramirez y Marta Navarro